Al sur de Rusia se encuentra un lago con una isla muy especial. Aunque aparentemente no hay nada que así lo haga presagiar, pues se trata de un lago de agua salada y una isla que no tiene más vegetación que una escasa capa de hierba. Si a todo esto le añadimos un riguroso clima continental, poco más se puede esperar que una tierra yerma y desolada.
Sorprendentemente, éste es el hogar de una misteriosa caballada salvaje de la que nadie conoce el origen y que tiene intrigados a los científicos.
Sorprendentemente, éste es el hogar de una misteriosa caballada salvaje de la que nadie conoce el origen y que tiene intrigados a los científicos.
En el inicio del río Manych (uno de los principales afluentes del Don), cuando éste queda embalsado por la presa de Proletarsk, se encuentra el lago Manych-Gudilo. En una de sus islas, conocida como Vodnii campa a sus anchas una gran manada de caballos salvajes de la que nadie conoce a ciencia cierta su origen.
Los primeros testigos de la presencia de caballos en la isla se remontan a principios de los años 50 del siglo pasado, cuando la zona aún no había sido inundada por la presa y ese territorio era una península que se adentraba en el lago.
Hay quien dice que esta caballada descendería de ejemplares que eran utilizados para pasturar ovejas que se habrían extraviado, otras versiones apuntan que su origen sería un pequeño grupo de caballos huídos de la granja de caballos del Don y hasta hay quien dice que procederían de un experimento de criadores que buscaban poner a prueba sus caballos dejándolos solos a su suerte. Sea como fuere, parece que ya nunca se sabrá cómo llegaron estos caballos a la isla. Lo que está claro es que, en 1954, cuando se cerró la presa de Proletarsk y la península se convirtió en isla por la subida de las aguas, esos primeros ejemplares quedaron allí atrapados.
Los primeros testigos de la presencia de caballos en la isla se remontan a principios de los años 50 del siglo pasado, cuando la zona aún no había sido inundada por la presa y ese territorio era una península que se adentraba en el lago.
Hay quien dice que esta caballada descendería de ejemplares que eran utilizados para pasturar ovejas que se habrían extraviado, otras versiones apuntan que su origen sería un pequeño grupo de caballos huídos de la granja de caballos del Don y hasta hay quien dice que procederían de un experimento de criadores que buscaban poner a prueba sus caballos dejándolos solos a su suerte. Sea como fuere, parece que ya nunca se sabrá cómo llegaron estos caballos a la isla. Lo que está claro es que, en 1954, cuando se cerró la presa de Proletarsk y la península se convirtió en isla por la subida de las aguas, esos primeros ejemplares quedaron allí atrapados.
Con el paso del tiempo y las generaciones, estos caballos olvidarían rápidamente lo que es una silla de montar, unas riendas y, en definitiva, la vida en contacto con humanos; convirtiéndose en auténticos caballos salvajes y una de las poquísimas comunidades de este tipo que habitan en una isla.
Otro aspecto a destacar de los caballos de la isla Vodnii es el hecho que son los últimos ejemplares puros de la raza Budionni, creada a iniciativa del mariscal de la Unión Soviética y héroe de caballería durante la Revolución Rusa Semión Budionni; quien buscaba crear un caballo militar perfecto. Se trata de caballos que destacan por su potencia y resistencia, muy valorados para uso deportivo y doma clásica.
Precisamente, lo que llama la atención de los científicos es la pureza y plena salud de estos caballos, que, a pesar de ser fruto de la procreación entre descendientes de un grupo muy reducido, no muestran signo alguno de malformaciones genéticas. Hay que tener presente que los más de 430 ejemplares que ha llegado a haber en la isla (en 2007), provienen de unos pocos que jamás recibieron ’sangre fresca’ desde el exterior. Además, un factor añadido a este enigma genético es el hecho que a finales de los años 80 la población llegó a ser de apenas unos veinte, a causa de la caza indiscriminada por parte de furtivos.
Otro aspecto a destacar de los caballos de la isla Vodnii es el hecho que son los últimos ejemplares puros de la raza Budionni, creada a iniciativa del mariscal de la Unión Soviética y héroe de caballería durante la Revolución Rusa Semión Budionni; quien buscaba crear un caballo militar perfecto. Se trata de caballos que destacan por su potencia y resistencia, muy valorados para uso deportivo y doma clásica.
Precisamente, lo que llama la atención de los científicos es la pureza y plena salud de estos caballos, que, a pesar de ser fruto de la procreación entre descendientes de un grupo muy reducido, no muestran signo alguno de malformaciones genéticas. Hay que tener presente que los más de 430 ejemplares que ha llegado a haber en la isla (en 2007), provienen de unos pocos que jamás recibieron ’sangre fresca’ desde el exterior. Además, un factor añadido a este enigma genético es el hecho que a finales de los años 80 la población llegó a ser de apenas unos veinte, a causa de la caza indiscriminada por parte de furtivos.
La frágil situación de los caballos de Vodnii cambió radicalmente cuando, en 1995, la zona fue declarada reserva de la biosfera y espacio natural protegido. La ausencia de depredadores y esta protección de la isla hizo que la población creciera exponencialmente.
En pocos años, los caballos pasaron a ser su propia amenaza; ya que su desmesurada población excedía la capacidad de sustento que les ofrece la isla. Como ya se ha dicho, en Vodnii no hay otra vegetación aparte de hierba (no hay ningún tipo de árbol o arbusto) y el agua del lago tiene un grado de salinidad tan alta que no es apta para el consumo. La única fuente de agua potable para los caballos es la que encuentran en estuarios que se forman cuando llueve y la que se acumula en lo que en su momento fueron balsas para uso agrícola y ganadero.
Los caballos de Vodnii mueren por causas naturales, inanición o víctimas de las duras condiciones climatolóicas de la isla, que tiene una amplitud térmica que puede abarcar desde -30ºC en invierno a +40ºC en verano.
En pocos años, los caballos pasaron a ser su propia amenaza; ya que su desmesurada población excedía la capacidad de sustento que les ofrece la isla. Como ya se ha dicho, en Vodnii no hay otra vegetación aparte de hierba (no hay ningún tipo de árbol o arbusto) y el agua del lago tiene un grado de salinidad tan alta que no es apta para el consumo. La única fuente de agua potable para los caballos es la que encuentran en estuarios que se forman cuando llueve y la que se acumula en lo que en su momento fueron balsas para uso agrícola y ganadero.
Los caballos de Vodnii mueren por causas naturales, inanición o víctimas de las duras condiciones climatolóicas de la isla, que tiene una amplitud térmica que puede abarcar desde -30ºC en invierno a +40ºC en verano.
Para garantizar la supervivencia de estos mustangs rusos, en los últimos años se ha instalado una cañería que bombea agua potable hasta unos abrevaderos instalados en la isla y se empiezan a estudiar medidas para regular su población, como llevarse algunos ejemplares a otros espacios naturales e incluso a granjas equinas.
Fuente: http://sovietrussia.es/
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