El pasado domingo 12 de diciembre, la final de la “lliga catalana de doma interclubs”, celebrada en las “Quadres Julivert”, y en la que la Hípica Collserola tuvo 12 representantes, puso fin a la temporada de competición de este año 2010. Once jóvenes jinetes de nuestra hípica estuvieron allí, demostrando su buen hacer en la pista. Algunos de ellos, son ya realidades consolidadas en el ámbito de la competición.
Otros, jovencísimas promesas que ya dejan entrever, sin embargo, un futuro lugar entre los mejores.
Y ahí, junto a esos 11 jóvenes jinetes, me colé yo con Zafir, tras una temporada que empezó para mi sorprendente e inesperadamente bien, para acabar dejándome en la anhelada final, en un más que discreto 11º lugar, algo decepcionante ciertamente, pero que visto con calma, creo que, puesto arriba puesto abajo, es el que seguramente, en justicia me correspondía.
Así que, pese a que el hecho de haber llegado a la final haya sido ya un éxito para mi, no puedo evitar sentir de nuevo la frustración por no haber sabido demostrar una vez más, en el momento preciso, todo lo que se me ha enseñado. Pero así son las cosas, y hay que aceptarlas tal como vienen, sin perder la esperanza de que por fin llegue el día en que sea capaz de corresponder por todo lo recibido con algo más que buenas intenciones.
No obstante, no puedo dejar de lado que he sido en cierto modo, una intrusa en una competición acaparada por los jóvenes, y que las ganas y la ilusión que yo pueda echarle al asunto, no pueden sustituir la energía y la fortaleza de una juventud que ya no tengo.
Hablando en términos automovilísticos, podría decirse que ellos van con “las largas”, enfocando con potencia y a lo lejos, mientras que yo ya voy con “las cortas” y temo que dentro de poco, no sean ya más que las “de posición”. Pero a pesar de ese pequeño deje de amargura que pueda desprenderse de lo hasta ahora dicho, quiero decir también que a pesar de todo, y vistas las cosas en su conjunto, me siento feliz y satisfecha por la temporada realizada, e igualmente ilusionada por el futuro, porque se que cuando se me agoten definitivamente las fuerzas o las ganas de competir, podré seguir disfrutando con mi caballo, ya sea pisteando de vez en cuando o dando agradables paseos por el campo.
Y hechas estas reflexiones, quisiera acabar felicitando a todos los finalistas de nuestra hípica. A Aniel, Kevin, Candela, Ray, Ignasi, Edu, Sergi, Carlota y Andrea, por su magnífico nivel y ese espíritu de superación constante que les ha llevado, concurso tras concurso, a los puestos más altos de la clasificación; y a los más jóvenes, María y Alex. por esa espectacular y reciente progresión que apunta, sin duda, a un brillante futuro. A todos ellos les agradezco, de todo corazón, el trato que tienen conmigo y que me hace sentir, en cada concurso, y a pesar de la diferencia de edad que nos separa, como una “compañera” más.
Quiero también dar las gracias a Enric, por su encomiable labor, su dedicación y su perseverancia en intentar sacar lo mejor de cada uno de nosotros, aunque a algunos, la mitad de sus consejos se nos pierdan cada vez en el camino que va desde la pista de calentamiento a la de concurso (algún día superaré eso?), y por enseñarnos no solo a montar sino también a disfrutar de la equitación en todos los sentidos.
A José Luis, por haber sido mi “mozo de lujo” en cada concurso, por su inestimable ayuda y por su infinita paciencia conmigo.
Y como no, a Rafa, por permitirme, a través de su blog del miércoles, desahogarme un poco y compartir con vosotros, estas reflexiones de una competidora ya madurita.
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Y hechas estas reflexiones, quisiera acabar felicitando a todos los finalistas de nuestra hípica. A Aniel, Kevin, Candela, Ray, Ignasi, Edu, Sergi, Carlota y Andrea, por su magnífico nivel y ese espíritu de superación constante que les ha llevado, concurso tras concurso, a los puestos más altos de la clasificación; y a los más jóvenes, María y Alex. por esa espectacular y reciente progresión que apunta, sin duda, a un brillante futuro. A todos ellos les agradezco, de todo corazón, el trato que tienen conmigo y que me hace sentir, en cada concurso, y a pesar de la diferencia de edad que nos separa, como una “compañera” más.
Quiero también dar las gracias a Enric, por su encomiable labor, su dedicación y su perseverancia en intentar sacar lo mejor de cada uno de nosotros, aunque a algunos, la mitad de sus consejos se nos pierdan cada vez en el camino que va desde la pista de calentamiento a la de concurso (algún día superaré eso?), y por enseñarnos no solo a montar sino también a disfrutar de la equitación en todos los sentidos.
A José Luis, por haber sido mi “mozo de lujo” en cada concurso, por su inestimable ayuda y por su infinita paciencia conmigo.
Y como no, a Rafa, por permitirme, a través de su blog del miércoles, desahogarme un poco y compartir con vosotros, estas reflexiones de una competidora ya madurita.
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